«El Tirano y su Encuentro con la Sayona» (Tigüigüe)

Este cuento se origino hace unos 24 años aproximadamente, es decir a mediados del año 1985 en el Municipio Ortiz específicamente en el caserío de Tigüigüe.

Sucedió un día sábado del mes de mayo, del año 1985, cuando el señor José Funez, apodado en ese tiempo como el “Tirano de Río Negro” y “El Catire Funez”, estaba en una fiesta llanera en “Rancho Grande” Que pertenecía a la familia Ascanio. Este lugar funcionaba como bodega, donde los habitantes realizaban sus compras de la casa, además en rancho grande se vendía todo tipo de licor y realizaban fiestas llaneras los fines de semana con Arpa, Cuatro y Maracas.

Eran las 11:00 p.m. y el tirano estaba bailando y enamorando a todas las mujeres del lugar, siendo este casado con la señora María Perez, nacida en Guarumen (antiguo caserío ubicado muy al este de lo que ahora es Tigüigüe), y se mudó a los cinco años de edad a la comunidad.

María Perez se encontraba en su casa preocupada, porque el tirano no llegaba a la casa mientras que el se encontraba en la fiesta haciendo de las suyas, con todas las mujeres bonitas que se topaban con el. Pasó media hora y el tirano baila que baila joropo con las muchachas del pueblo.

Mientras se encontraba bailando, observó que un hombre se le acercó a una de las muchachas que el enamoraba. Sostuvo una discusión con dicho hombre. Esto hizo que la fiesta se acabara.

El tirano molesto decidió largarse a su casa, a eso de las 12:30 am. En el camino se encuentra con su compadre; que le pregunta de donde viene y el molesto le dice:

_De “Rancho Grande”.

_Y eso ¿Por qué termino la fiesta tan temprano?

_Porque tuve una discusión con un hombre que pretendía enamorarme a ¡mi negra!

_Pero ¿Su muje’ no esta en su casa pues?

_Bueno compadre usted sabe como es. Por nada me dicen el tirano de Río Negro, porque ninguna muje’ se me resiste. Y para que sepan ¡Aquí hay Catire Funez pa’ todas las mujeres!

_Bueno compadre lo dejo porque ya es muy tarde, pero mire, por hay se corre, que por ese camino, por hay mismito por donde usted va sale la mismita sayona.

_No compadre yo no creo en eso. Y si me sale esa bicha, la enamoro.

A poco rato de haber hablado con su compadre el tirano continúa camino a su casa.

Cuando el tirano llega a la entrada de Lucinda (actualmente conocida como la entrada de Guarumen). Nota que en dicha entrada se encuentra una hermosa mujer, catira, de largo cabello rubio, vestida de blanco, que se dirige hacia el, lo abraza. Esta le pregunta, que para donde va; a lo que el le responde para mi casa.

Continuaron abrazados hasta llegar al falso para entrar a la parcela donde vivían. El la suelta para abrir el falso, en ese instante siente que le toca la mano, este voltea y se asusta al ver que ella se encontraba muy retirada para tocarlo. En ese momento supo que no era normal y sigue caminando, pero esta vez orando muy asustado, pero no resultaba.

El tirano muy asustado corría para llegar a su casa y oía los espantosos gritos de la mujer cerca de su oído, cada vez con más fuerza, volteaba para los lados y no veía nada, en un instante voltea y ve su horrible cara cerca de la del que parecía al mismo demonio. Esto hace que el se asuste aún más, comienza a gritar despavorido. Para suerte de el ya se encontraba cerca de su casa y pidió ayuda.

María Perez que estaba despierta, oyó los gritos del tirano y junto con sus hijos salió a ayudarlo. Llego llorando a la casa, atormentado por los gritos del espanto, todos le preguntaron ¿que le pasaba?, y les dijo llorando que la sayona lo venia siguiendo. María Perez por sus conocimientos acerca de estas cosas le puso unas tijeras en forma de cruz y otra con palos de leña, sus hijos lo metieron dentro de la casa, pero el le grita a su esposa:

_ ¡Hay esta María… Hay esta!

Porque la veía parada en la puerta de la casa pero ni sus hijos ni si esposa la veían.

Luego se tranquilizó, pero duró más de una semana sin poder dormir, asustado. La cruz de tijera y la de leña se la colocaban debajo de donde dormía para protegerlo del espanto que por ser tan mujeriego y machista lo atormentó en aquella noche. Aún este espanto aparece en la famosa entrada de lucinda esperando que otro hombre como el tirano mujeriego y machista caiga en sus manos.